La pandemia del COVID-19 ha supuesto, más allá de la crisis sanitaria,
un fenómeno de enorme complejidad que ha afectado a todos los ámbitos
sociales, con especial incidencia en el comportamiento social y en nuestra
relación con el entorno. Las medidas para afrontar la llegada y extensión del
virus conllevaron, especialmente en la primera fase, fuertes restricciones de
la movilidad, así como de la proximidad y el contacto físico, e incorporaron
a nuestro día a día el uso sistemático de la mascarilla, la higiene de manos
y el mantenimiento de la distancia interpersonal en los espacios abiertos y
cerrados.
El repliegue en el domicilio, como imperativo y necesidad de protección,
potenció sobremanera el uso intensivo de las tecnologías de la información y
comunicación como salvavidas necesario de la educación, el trabajo, el ocio, o
las relaciones familiares y sociales. El confinamiento supuso un trampolín para
el imparable proceso de pantallización de nuestra vida cotidiana, pues las
pantallas interactivas conectadas en red pronto se convirtieron en el medio de
satisfacer nuestras necesidades de comunicación y esparcimiento.
(Leer el artículo entero en https://ateneodecaceres.es/revista-del-ateneo/ . Publicado en la Revista del Ateneo de Cáceres 2021 (pp 77-86))
La imagen sociológica 